Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
La realidad es otra, no es la que pinta la LXV Legislatura del Estado de Oaxaca integrada por 42 diputados. No es la magna celebración, el orgullo, los festejos, los aplausos, felicitaciones, abrazos, fiestas y tertulias, con las que llegaron a tomar posesión los nuevos legisladores el pasado 13 de noviembre.
Muchos de los 42 diputados, de estos, 25 de mayoría y 17 plurinominales estaban locos y ebrios de emoción, por lo que consideraron el triunfo más grande de su vida, pero en realidad, en sus mentes no llevan el amor y vocación de servicio para servirle a los oaxaqueños.
Su intención es la de llegar a la Cámara de Diputados para presumir de influyentismo, hacer gala del poder, hacer fortuna, pue es su oportunidad, pese a que la mayoría son improvisados, sin capacitación y conocimiento en materia legislativa.
Hacer fraudes, corrupción y compromisos a espaldas de sus electores, esa, es la verdadera intención de los representantes del pueblo- y lo primero que hacen es coludirse con el gobierno estatal, como lo hicieron los diputados salientes, violando la autonomía de los Poderes del Estado.
No hay garantía de un cambio de fondo, ni porque la mayoría son de MORENA (23), nada garantiza la austeridad republicana, el combate a la corrupción y la impunidad, primero están sus intereses y luego el de la gente ávida de justicia y equidad social.
El proceso electoral del 6 de junio del año 2021, fue en medio de fraudes, corrupción, violencia y asesinatos de candidatos: Ivonne Gallegos, candidata a la presidencia municipal de Ocotlán de Morelos, Leonardo Díaz, padre de la diputada plurinominal del PAN, Natividad Díaz Jiménez, por cuestiones políticas y caciquismo en el partido.
Así, los diputados, que ahora representan la LXV Legislatura, fueron electos en las peores condiciones antidemocráticas, reelecciones, imposiciones, fraudes, venta de candidaturas, cohechos. Son los mismos elementos nocivos que no aportan a la democracia, pero sí, a la violencia.
Luego, luego, el Senador morenista, Salomón Jara, precandidato a la gubernatura de Oaxaca impuso en la presidencia de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) a la diputada del mismo partido, reelecta, Laura Estrada Mauro, quien ocupó el mismo puesto en la LXV legislatura saliente, impugnada por irregularidades en el manejo del presupuesto.
Para variar, va Mariana Benítez Tiburcio, priista de caché, a la presidencia de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura del Estado por encargo del Ejecutivo del Estado para manejar en este espacio la sucesión gubernamental al lado del PRI- Gobierno.
Las diputaciones plurinominales estuvieron al mejor postor, en el PRI, PAN, PRD y en el mismo MORENA. El mismo caciquismo en el partido tricolor (PRI): Mariana Benítez Tiburcio, presunta implicada en la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerreo, entonces subprocuradora de la Procuraduría General de la República.
Más pluris del PRI: Alejandro Avilés Álvarez, Gabriela Pérez López, hija del ex candidato ulicista a la gubernatura de Oaxaca en el año 2010, Eviel Pérez Magaña, perdedor, Samuel Gurrión Matías, tránsfuga del PRI al PAN y del PAN al PRI y María Luisa Matus.
En el PAN va la Natividad Díaz Jiménez, de horma plurinominal, diputada federal y dos veces local, ininterrumpidamente, sin hacer campaña ni ganar una elección con votos propios, promotora del caciquismo panista, pero también, en MORENA, hay dinosaurios: Luisa Cortés García, Sesul Bolaños López, Concepción Rueda Pacheco y Cesar David; en el Verde Ecologista, Eva Diego Cruz, sin ideología. Va del PRI, al PRD, Movimiento Ciudadano, hasta lograr su ambición.
De esta forma la LXV Legislatura de Oaxaca queda integrada por 23 diputados de MORENA, 8 del PRI, 3 del PRD, 3 del PT, 2 del PAN, 1 para el Verde Ecologista, 1 para el PANAL y 1 para el PUP, Partido de Unidad Popular.
La mayoría tienen tachas, malos antecedentes, involucrados en fraudes, corrupción, sin descartar a los involucrados en mafias y múltiples problemas políticos y sociales, que si hubiera un decálogo de conducta no serían representantes del pueblo.
Son viciados de origen, herederos de sus antecesores de la LXIV Legislatura, que fue la peor en la historia política de Oaxaca: fraudes y corrupción, sometidos a las ínfulas del Gobierno Estatal (PRI) pese a que la mayoría de los diputados fueron de MORENA.
Los diputados salientes recibieron más de 2 mil millones de pesos de presupuesto en los tres años de funciones. Nunca rindieron cuentas, eso sí, mensualmente recibían 200 mil pesos por dietas, bonos, apoyos, gestoría y otras prerrogativas.
Su rendimiento fue nulo, no hubo productividad legislativa, las pocas iniciativas aprobadas fueron encargos del gobierno estatal (PRI), muy supeditados al Ejecutivo. Su mejor negocio lucrativo fue haber aprobado al gobernador, la contratación de una deuda de 3 mil 500 millones de pesos para obras y servicios sociales que no se ven.
El trabajo de estos diputados fue de pago por evento, por cada iniciativa que aprobaban del gobierno, recibían fabulosos sobornos, sin la menor vigilancia del expresidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), Fredy Delfín Avendaño, quien se llevó la tajada de león.
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