Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
Bien, que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, haya regresado a Palacio Nacional, luego de su intervención- cateterismo cardiaco, por los problemas cardiovasculares que padece después de un infarto que sufrió hace ocho años- y por supuesto, que los mexicanos son humanitarios, pueden ser críticos a un sistema de gobierno, pero en cuestiones de salud existe la solidaridad en toda la extensión de la palabra.
Lo que sí, deja mucho que decir, es el testamento político, que deja en caso que llegue a faltar, presagiando la muerte, previendo, que México tiene que seguir adelante, en su plan de desarrollo democrático y el combate a la corrupción, en la misma tónica de la Cuarta Transformación, aunque esperemos que el documento testamentario no se llegue a utilizar, dijo, palabras más palabras menos.
Se concibe que el presidente, trata de heredar la presidencia de México, o bien, el Movimiento de Regeneración Nacional a quienes continúen con los principios de la Cuarta Transformación de México. Si bien, el artículo 84 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos dice que se haría cuando falta el presidente.
Todo sucedió el viernes 21 de enero del 2022, al tener la noticia de que el presidente de los mexicanos se internó en el Hospital Central Militar. Los gobernados de buen corazón, bajo el régimen de la Cuarta Transformación de México, la 4T, se pusieron alertas por el posible mal estado de salud de Obrador, quizás, muchos se imaginaron lo peor, pero la causa no pasó a mayores- y solo se trató de un chequeo cardiaco.
Los cardiólogos, que lo atendieron: Patricio Ortiz y Luis Enrique Berumen, luego de hacerle un sondeo con la tecnología científica moderna pronosticaron que su corazón, arterias y todo su aparato circulatorio le funcionan bien, pero, aun así, tiene que someterse a exploración permanente, incluso, tendrá un tratamiento de por vida para la hipertensión arterial.
Desde luego que los parabienes y buenos deseos fueron oraciones para la recuperación del presidente, que experimenta un nuevo sistema de gobierno, que se pronuncia por el combate a la corrupción- y por supuesto, por un cambio de vida en favor de los que menos tienen, aunque para muchos, no les es satisfactorio, que se afecten intereses de los que más tienen, pues en la lógica de la 4T, los pobres son primero.
Desde luego hay pros y contras al sistema populista, desde la perspectiva del ansiado cambio y mejoramiento de vida de los mexicanos, que, por supuesto, no se puede dar de un día para otro, ni siquiera en un sexenio, sino que tendrá que pasar un tiempo perentorio, pero al menos, deben ponerse las bases de un nuevo sistema de gobierno.
Cierto, que hay muchos problemas políticos, económicos y sociales, que han polarizado a los protagonistas políticos y gran parte de los mexicanos, ante el rezago histórico del país por la falta de crecimiento económico y la brutal violencia, cuestiones agravadas por la fatal pandemia del coronavirus, que ha retrasado el desarrollo del país- y pone en jaque a los sectores de la producción tan solo con una inflación actual del 7 por ciento que inhibe a los inversionistas.
Desde luego, que el gobierno de López Obrador es egocentrista y ceñudo. “No es una perita en dulce” “ni monedita de oro”. Hay avances y buenos deseos, pero también, hay errores que obstaculizan el desarrollo y el bienestar de los grupos sociales, muchas veces porque el gobierno de la 4T se enfrenta con odio a sus opositores- y trata de inhibir la participación libre y democrática de quienes no están de acuerdo con su modito, por eso, los tilda de enemigos de su gobierno, o bien, conservadores y fifís.
Debería ser más congruente y llevar la fiesta en santa paz, que, al fin de todo, lleva las de ganar con la aceptación del 67 por ciento de la ciudadanía, que le permitirá continuar en el poder por casi tres años que le faltan para terminar su sexenio, si, al fin y al cabo, los conservadores fifís ya se doblegaron, ya no dicen nada, porque no tienen ideologías, proyectos y políticas, pero más que todo, no tienen la anuencia ciudadana. Ya pasaron a la historia- y el presidente va libre. No le queda más que conservar su salud.
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